Truficultura para todos (profesionales y profanos)
Truficultura = Cultivo y producción de trufas
Las trufas son los cuerpos fructíferos de hongos que viven en simbiosis con las raíces de los árboles. Aunque existen unas 5.000 especies de hongos truferos, sólo 70 de ellas producen trufas comestibles. Tradicionalmente, las trufas se recolectaban en los bosques, pero ahora se pueden cultivar varias especies. Las plántulas de un árbol huésped (roble, pino, avellano, etc.) se inoculan con esporas de trufa en un vivero especializado antes de plantarlas en el campo. La producción y la recolección de la trufa comienzan entre cinco y siete años más tarde.
El género Tuber produce algunas de las trufas más apreciadas de Europa, entre ellas la famosa trufa blanca italiana (Tuber magnatum), que alcanza los precios más elevados y que ahora puede cultivarse utilizando plantas micorrizadas ROBIN. La micorrización también puede utilizarse para producir trufas negras (Tuber melanosporum), favorecer el desarrollo de trufas de Borgoña (Tuber uncinatum) y hacer fructificar trufas de verano (Tuber aestivum).
Las bases del éxito de la truficultura
En truficultura, como en arboricultura o en encurtidos, la receta del éxito es un conjunto de ingredientes (calidad del suelo, clima, exposición, etc.). Por lo tanto, a la hora de emprender un proyecto de truficultura, conviene ser consciente de ello y conocer los requisitos previos indispensables para cualquier nueva plantación de truferas. Una vez cumplidos estos factores iniciales de éxito, es el momento de plantar las plantas truferas, cuidarlas y protegerlas... También en este caso, lo mejor es seguir los consejos de los truficultores profesionales y/o una guía práctica que enumere las etapas cruciales de la vida de un huerto trufero. Finalmente, cuando llegue el momento de aumentar y mejorar el rendimiento de sus plantaciones, piense en la resiembra de las parcelas truferas, que consiste en (re)estimular la vida micelial alrededor de las plantas truferas mediante la adición de inóculo.
La micorrización controlada, su principal baza en truficultura
A pesar de que las trufas se comen y se escribe sobre ellas desde hace siglos, no fue hasta finales de los años 60 cuando se inició una investigación sistemática sobre las condiciones necesarias para el cultivo de trufas en huertos cultivados. Ya en 1960, Pépinières Robin participó activamente en esta investigación creando su propio laboratorio de micorrización.
Gracias al proceso de micorrización, ahora es posible cultivar trufas a partir de plantas forestales (roble, avellano, cedro, pino o tilo). Esta técnica consiste en juntar las raíces de una planta (generalmente un árbol) con cepas de hongos previamente seleccionadas. El resultado es una notable mejora en la recuperación y el crecimiento de las plantas jóvenes utilizadas en los viveros de trufas.